Cuanto más extrordinaria es la historia, mayor es el deseo de que no se acabe nunca y, al mismo tiempo, crece la impaciencia por llegar al final. ¿Cómo se puede estar realmente interesado en algo si no tienes curiosidad por saber como acabará? ¿Hay algo más excitante que saber como acabará tu vida?
De niño, por ejemplo, siempre sentía curiosidad por saber como hubiera si ser una niña. Y no por una cuestión de insatisfacción conmigo mismo, sólo porque me divertía identificándome con otros. Este proyecto nunca fue más allá de la etapa de la idea; nunca podré tener la experiencia personal de ser una mujer.
Sin embargo, aún puedo ser alguien más. Puedo convertirme en un viejo, una persona anciana, y contemplo esta posibilidad con curiosidad, porque nunca antes he sido una persona madura.
Sólo entonces llegaré a ser verdaderamente yo mismo. Como dijo alguien “cuanto más viejo te haces más te pareces a ti mismo”.
Todo lo que experimentas en la visa deja en ti su huella – diferentes huellas sobre diferentes personas a diferentes niveles. Cada paso que das hacia la tumba te lleva a parecerte menos a cualquier otro y más a ti mismo – hasta que, al final, te vuelves uno contigo mismo. Y frente a esto no hay nada que hacer. Se ha completado todo.