Crisis y cambio
La crisis, que es el aspecto más difícil de una fase de cambio, dentro del contexto en la que se da subraya la relación que tenemos con un significado más profundo de las cosas y con lo que sucede.
En cualquier cultura, esta relación representa un elemento de referencia y en este momento histórico vivimos un gran vacío en este sentido. Parece que los puntos de referencia religiosos tradicionales requieren una actitud demasiado regresiva para la mayoría, y aun no se han definido nuevas visiones laicas suficientemente sólidas que puedan representar un punto de referencia convincente, sobretodo para una persona en crisis.

Los trabajos que se recogen en este número se refieren a algunos elementos recurrentes en los estados de crisis. A partir del trabajo clínico con personas que viven de forma especialmente dramática la propia crisis existencial, pero sobretodo con las personas que ni siquiera pueden reconocerla y vivirla, resulta evidente que en la crisis existen sobretodo tres elementos característicos que son recurrentes.

1. Detrás de una crisis existe a menudo la confrontación con un ideal: como tendrían que ser las cosas y como tendríamos que ser. El concepto de felicidad que proviene de un cuento de hadas que acaba diciendo «y vivieron felices y comieron perdices», o de una publicidad que muestra una familia sonriente con una casa perfecta, el césped cortado y dos hermosos hijos rubios y sanos, transmite una idea de la vida como un cuadro a terminar que debe después conservarse. En lugar de algo que se tiene que vivir y consumir. En este tipo de óptica se pierde sobretodo la vibración que caracteriza lo vital. De hecho, lo vivo cambia, se transforma, se convierte en lo opuesto de lo que era inicialmente. Hemos considerado especialmente simbólicos en este sentido los dos cuadros que adjuntamos. En el Vermeer el equilibrio es dinámico y vemos la extrema elegancia y serenidad de una mujer que parece preparada para moverse en cualquier dirección. Es imposible decir si está abriendo o cerrando la ventana, si está levantando o apoyando el cántaro, si está dirigiendo su atención de dentro hacia fuera o al revés, si está pasando el peso de una pierna a la otra o al revés. Parece estar disponible a lo que la vida le pide y le ofrece. Esto es lo que falta en la mujer que pinta Velázquez, haciendo casi una caricatura de sus clientes nobles, subrayando su cautividad fruto de la conformidad con un ideal que no les deja escapatoria, y que a más rígido y perfecto es el ideal, más frágiles los hace.

2. El segundo elemento es una actitud regresiva (y depresiva) de renuncia al desafío. Toda cualidad interna necesita una “resistencia” externa para manifestarse. Esto es evidente a nivel corporal: un músculo que no trabaja no se desarrolla, un diente que no mastica nada sólido se debilita; y esto es cierto para todos los aspectos de nuestra personalidad. Por este motivo muchas tradiciones chamánicas han señalado nuestro peor enemigo como nuestro aliado, incluso nuestro mejor aliado. Porque constituye la fuerza única, y sobretodo específica, “contra” la que podemos ejercer y desarrollar lo que late de nuestra personalidad y que aún no puede mostrarse. Cuando tenemos miedo de algún evento es porque nuestras capacidades para afrontarlo aun no están completamente desplegadas. Pero es justo ese acontecimiento es que nos dará la oportunidad para que esto suceda.

3. El tercer elemento es la convicción de una falta de significado en lo que sucede y una cierta desconfianza en el hecho de que existe un orden más profundo en la vida. Desconfianza que se hace más fuerte en la medida en que lo que sucede no corresponde a lo que esperamos que suceda. La ironía de Woody Allen lleva al extremo esta visión cuando Zelig cuenta que las últimas palabras del padre dejadas en herencia fueron «La vida es sólo una pesadilla dolorosa sin sentido». ¿No es un poco la duda que también nosotros tenemos cuando a veces nuestro destino parece tomar un camino imprevisto? Paradojalmente en muchas personas “marcadas”, por decirlo de alguna forma, por la mala suerte aparece la idea de que detrás de todo lo que les sucede existe un plan, y que se trata algo contra ellos que les persigue. ¿Y si simplemente fuéramos nosotros los que no estamos dispuestos a seguir la lógica de los itinerarios?

Como afirma un jefe de tribu aborigen capo tribu aborigen (citado por Marlo Morgan) «En el todo, cada cosa tiene su propósito. Non existen errores, cosas extrañas, ni accidentes, sólo cosas que los seres humanos no comprendemos ».

Dr. Jader Tolja
De la editorial del n.1 de la publicación H'Q