Una cultura que susurra y teje
Será cuestión de carácter, pero nunca me gustó la cultura vociferante.
Soy más de una cultura que te susurra al oído, ni impostada ni estridente. Una cultura que te interroga de forma sutil pero penetrante, que te invita a ir más allá, a seguirte cuestionando…

Propuestas culturales en las que puedo imaginar a su creador sentado en silencio a mi lado u observando tímido en un rincón. Alguien a quien le importa mi reacción, la de cualquier receptor, alguien con actitud de escucha, alguien que entiende que cultura es un acto de comunicación y enriquecimiento mutuo. Una cultura que teje lentamente pero con firmeza. Será por eso que prefiero siempre los espacios humildes y humanos a los grandes formatos, espacios lejos de grandes focos y ritmo trepidante que permitan vivir experiencias reposadas e intensas y conversaciones sinceras.

Si me paro a pensar las personas que más influyeron en mi vida nunca levantaron su voz para mostrar su valía…, nunca fue necesario. Su gota a gota fue calando mucho más hondo que una tormenta de una noche de verano.
En el fondo estoy segura de que alguien sabe que la verdadera sabiduría y la verdadera cultura no saben de grandes escenografías, de mercadotecnia ni de golpes de efecto. Ni falta que les hace.

Cristina Riera