El malentendido
Será una fijación personal mía,

pero no creo que sea grande alguien

que me haga sentir pequeño
J. La Beaumell
Afortunada la tierra que no ama a los “grandes hombres” ni a las “grandes mujeres”.

En Suiza la resistencia contra las “grandes personalidades”, la preferencia, en política, por las figuras mediocres, está conectada a la natural tendencia a impedir, en cada caso, que los psicopáticos (término psiquiátrico para describir a la persona que por una historia personal difícil ha tenido que renunciar a sentir el propio cuerpo y las propias emociones, n.d.r.) tomen el poder. Seguramente existen individuos que son realmente grandes hombres; pero muchas “grandes personalidades” no son más que psicópatas no reconocidos como tales – me refiero a personajes famosos como Alejandro Magno, Gengis-Khan, Napoleón, Guglielmo II y a tantos otros personajes más o menos apreciados, de la antigüedad, la edad media, la edad moderna y la actualidad.

Estos «grandes criminales», entre los que figuran Stalin, Hitler, etc., destruyen la vida de millones de personas. Entre los seres humanos obtienen un poder y un reconocimiento enormes, sin embargo, les falta Eros y se sienten excluidos de la comunidad humana. Sólo a través del dominio destructivo y de la seducción del pueblo se las arreglan para engañarse a si mismos y dejar de ser marginados. Afortunada la tierra que no ama a los “grandes hombres” ni a las “grandes mujeres”.

A. Guggenbuhl-Craig
del libro Desiertos del alma