La diferencia entre serenidad y felicidad
La serenidad es distinta a la felicidad, la cual tiene relación con el poder.
La felicidad es una sensación aguda que se activa después de un estímulo de placer fruto de una victoria estrepitosa. Terminado el estímulo, la reacción desaparece y queda el vacío.

La serenidad no es una condición que aparece, es un estado continuo porque está ligada a una visión del mundo que se estructura al vivir. No es espasmódica, no está hecha de orgasmos, sino de una continua percepción positiva que se recibe en cuanto sucede y se encuentra en un mundo donde domina la cultura de la solidaridad y el compartir. El sabio aburre el poder porque sabe que en cuanto aparece, cargado de objetos, es envidiado y termina por ser robado y, para evitarlo, tiene que construir fortalezas, tener guardias y, así, puede asustar.

El sabio encuentra satisfacción en si mismo como persona, mientras que el poderoso solo la encuentra en lo que posee, en las cosas que lo adornan pero que no son patrimonio de la propia individualidad, del propio ser, en las cosas que uno tiene, pero que no es. Ninguno de los sabios del mundo se ocupa del poder ni de lo que éste gestiona.

El sabio es aquel que vive con la percepción de ser útil a tantos otros, por lo que son y no por lo que tienen.

V. Andreoli