En relación con esto, el caso de Davis Phinney, campeón estadounidense de ciclismo en carretera, es realmente emblemático. Hace algún tiempo, mientras corría en un tramo de asfalto, Davis resbaló y cayó al suelo. Aunque pudo evitar rodar hacia la carretera (evitando ser atropellado por el coche que le seguía y que chocó contra la bicicleta), quedó gravemente herido en piernas y espalda. Para cualquier atleta una experiencia de este tipo hubiera resultado traumática. Pero para Davis no lo fue, tuvo la fuerza de sacar de ella una importante lección de vida.
En cuanto se restableció, volvió a la actividad: a pesar de todas las semanas de inactividad, no sólo se sentía estupendamente, además consiguió marcas óptimas. La desgracia lo llevó a revisar sus métodos de entrenamiento: en otras palabras, Davis descubrió que si reposaba más sus capacidades físicas y psicológicas tenían el tiempo necesario para integrarse y armonizarse y, por tanto, mejoraban. La alternancia de periodos de intenso ejercicio con fases de reposo representa una fórmula ideal para conseguir el éxito en sus objetivos.
Ahora Davis descansa cuando necesita recuperar fuerzas después de una carrera desafiante, y no como consecuencia de una grave caída.