Ganar desde dentro
Una breve pero iluminante historia sobre la competición
Un oficial naval inglés naufragó en una isla remota del sur del Pacifico y allí hizo amistad con un indígena al que quería continuamente demostrar su superioridad y la de su cultura. Para el inglés todo era una competición: desde quién encendía el mejor fuego a quién construía la cabaña más funcional. Esta actitud dejaba perplejo al indígena para el que la vida era divertida como un juego. Simplemente no comprendía la intensidad del inglés.

Un día el inglés desafió al indígena como era habitual. Indicando un punto en el medio de la bellisima playa anunció: “Haremos una carrera desde aquí hasta aquel punto de allí». El indígena estuvo de acuerdo y el inglés, que siempre tenía que organizarlo todo, fijó las reglas y las condiciones: “Cada uno de nosotros se entrenará en privado del modo que más le convenga durante dos semanas y el catorceavo día haremos la carrera.”

El día acordado se alinearon en la línea de salida y el inglés disparó al aire para marcar el inicio. Con su habitual intensidad, llevándose al límite de sus posibilidades físicas y apretando los dientes continuó jadeando a través de la playa hasta que atravesó la línea de llegada. Exhausto y completamente empapado de sudor se giró a mirar como se las estaba arreglando su rival. Con alegría y sorpresa vio que el indígena estaba aún a mitad de camino. Lo miró flotar sobre la arena con pasos largos y sueltos mientras una sonrisa iluminaba su bello rostro. Cuando llegó a la meta encontró al inglés que saltaba gritando: “He ganado, he ganado!” El indígena lo miró con incredulidad. “¿Cómo? ¿Qué has ganado tú? No, he ganado yo, yo he sido el más hermoso!”

j. drouillard
del libro Body, mind and sport