Confundir la acción con la transformación
Es la principal ingenuidad en un gran número de técnicas terapéuticas, tanto psicológicas como corporales.
El pensamiento chino nos lleva a clarificar en que se diferencia la trandformación de la acción. Los dos términos, de hecho, pueden ser opuestos.

De la acción se diría:

  1. que es momentánea – aunque este momento puede ser largo (quizás años, como la guerra de Troia);
  2. que es local: ocurre aquí y ahora, hic et nunc;
  3. que se refiere explícitamente a un tema, que puede ser colectivo: nosotros, los aqueos, bajo los muros de Troia…

Como es momentánea, local y reenvía a un Yo-sujeto, la acción se desmarca del curso de las cosas.

De la trasformación, en cambio, se puede decir que:

  1. que no es local, sino global: para transformarse se contempla todo el conjunto;
  2. ue no puede ser momentánea, se prolonga en el tiempo: es progresiva y contínua, precisa siempre de un desarrollo, dicho de otra forma es un proceso.
  3. que no se refiere a un determinado tema sino que actúa discretamente por medio de la influencia, tiene un registro amplio, significativo y penetrante.

La transformación, entonces, no se ve. Se perciben sólo los resultados. No se ve la maduración del fruto, sin embargo, un día se ve que está maduro, a punto de caer.

F. Jullien
Del libro Tratado de la eficacia