El futuro del deporte (parte 3)
Cómo las técnicas corporales avanzadas cambiarán el deporte. Sentir mejora el movimiento
Versión española de la entrevista concedida por Jader Tolja a la revista suiza para profesores de deporte ‘Macolin’

P:¿En qué sentido el hecho de sentir una parte del cuerpo mejora la calidad de su movimiento?

R: Te propongo un experimento muy simple. Intenta sentir con atención la mitad de tu pelvis, siguiendo los bordes atentamente con tus dedos. Luego intenta caminar. No solo sentirás una diferencia sustancial entre las dos mitades de la pelvis, sino también entre las dos mitades del cuerpo. Casi siempre la pierna del lado ‘no-tratado’ parece entumecida, pero las diferencias se hacen evidentes también en el apoyo del pie, los hombros, las dos partes del tórax. ¿Cómo se puede explicar este hecho?

En un interesante estudio biológico, los investigadores chilenos Marturana y Varela demostraron que en un organismo unicelular o complejo, y también en el sistema nervioso humano, sentir y mover no son nunca funciones separadas sino solo dos aspectos de la misma función, o mejor aún, del mismo acontecimiento corporal.

P: ¿Puede explicarlo más a fondo?

R: Imaginemos a un perro o un gato que escucha un ruido. La forma en que todo su cuerpo se dispone para escuchar pone de manifiesto que escuchar/sentir y mover no son actividades separadas. El gato se mueve para escuchar y escucha para moverse, como en un circuito. De la misma forma, para poder sentir, tocar la pelvis, hay que realizar una serie de movimientos (como la extensión de un hombro o la rotación de la espina dorsal) que reorganicen el cuerpo de distinta manera y simultáneamente reorganicen las áreas sensibles. Cuanto más siento mi cuerpo, profundizando en sus sensaciones y creando una variedad de otras nuevas, más desarrollo la calidad de mi forma de moverme y amplío el repertorio de movimientos de los que dispongo.

P: ¿Podría añadir algo sobre este tema de la variedad?

R: Pongamos por ejemplo una persona que escoge ampliar su capacidad para sentir el sistema circulatorio. Aprendiendo a sentirlo gozará de un mayor potencial que por ejemplo un corredor que solo siente la actividad de sus músculos. Pensar exclusivamente en los músculos y por consiguiente producir una actividad del sistema circulatorio es muy distinto que identificarse con el propio sistema circulatorio y por consiguiente tener una mayor irrigación de los músculos. Este es un principio básico de la Anatomía Experiencial. El hecho de ‘convertirse’ en un sistema en lugar de otro lleva a dos estados corporales y de conciencia totalmente distintos.

P: ¿Me puede dar otro ejemplo?

R: Cada fluido corporal va asociado a estados de conciencia muy distintos. Si he desarrollado claramente la capacidad de identificarme, de sumergirme en uno de esos sistemas puedo decidir por ejemplo trasladar toda mi atención al fluido arterial. La calidad física y el estado de conciencia y movimiento que obtendré serán entonces muy parecidos a los de una sesión de aeróbic que tenga una base musical muy rítmica. Pero si la actividad en la cual estoy implicado es más fluida, más parecida a un vals (como por ejemplo en patinaje artístico), este otro tipo de música y ritmo, especialmente útil para mejorar un determinado tipo de cualidad dinámica, en este caso supondrá un impedimento. Necesito algo menos entrecortado con características más fluidas de ida y vuelta como las del sistema venoso, cuya fluidez característica y armonía contrastan absolutamente con el sistema arterial con su movimiento rítmico en el que abundan cortes limpios.

En una situación en la cual necesito presencia en el movimiento y espacio (por ejemplo para el tenis) resultaría más beneficioso trasladar la propia atención al sistema linfático, caracterizado por una cualidad de impulso y tensión especial. Por otra parte, en una situación donde la elasticidad sea útil, como en una carrera de flexibilidad para recuperarme después de un esfuerzo, me centraré preferentemente en el líquido sinovial, que mantiene móviles las articulaciones.

Cuando estoy inmerso en situaciones que requieren concentración, aislamiento espacio-temporal y suspensión – como el tiro al arco, tiro al blanco y otros- puedo favorecer mejor estas cualidades, profundizando en un estado de conciencia parecido al que recibe el sistema del fluido encéfalo-raquídeo, que es líquido pero por su naturaleza inmóvil y central únicamente puede facilitar las mismas cualidades para el organismo.

P: Y en este caso, ¿qué tipo de música puede servir para entrar en contacto con este estado de conciencia?

R: Nuestro sentido de la eternidad puede evocarse por ejemplo con el sonido de un gong Tibetano.

Deporte y estados de conciencia

P: ¿En resumen, cada práctica deportiva tiene su particular estado de conciencia?

R: Si, pero muchos métodos de entrenamiento están basados en un repertorio muy limitado de estados de conciencia, entre los cuales suele predominar el sistema muscular. Hay muy pocos campeones que exploren por su cuenta otras cualidades. Así por ejemplo, la cualidad muscular puede cambiar, incluso insignificantemente, cuando va combinada con un estado de conciencia visceral, proporcionándole al movimiento un carácter de poder, presencia, participación, placer y visceralidad que mejorarán infinitamente su cualidad.

P: Por tanto, analizando el movimiento de un atleta ¿es posible determinar en qué sistema se está moviendo, y por consiguiente poder cambiar o ampliar el repertorio?

R: Si, efectivamente.

P: ¿Puede darnos algún ejemplo práctico de sistemas útiles para las personas que practican deporte?

R: Por ejemplo un atleta que fragmenta mucho sus movimientos, que tiene gestos muy ‘duros’. Intentando que conozca, que experimente una cualidad fascial de movimiento, conseguirá moverse con más suavidad, e integrar enormemente sus prestaciones. A la inversa, muchos atletas ya poseen una excesiva cualidad fascial, una suavidad que en ocasiones impide el movimiento atlético por un exceso de sinuosidad que, aunque sea útil en determinadas situaciones (por ejemplo, la danza) lo será mucho menos para lanzar la jabalina, los 400m vallas u otras disciplinas.

P: ¿Y la natación?

R: Un estado de conciencia excesivamente muscular u óseo conduce a una pesadez de movimiento y por consiguiente a una sensación de cansancio y tensión. Si el sistema óseo no se retira a la profundidad, dará como resultado una pesadez inútil para la necesidad acuática, desconocida para alguien que consigue fácilmente salirse de ella. En lo específico, dependerá del tipo de competición. Si la carrera es de velocidad, puede ser muy útil identificarse con el sistema circulatorio o el muscular.

Por otro lado, un atleta muscular está más aventajado sin duda alguna en las distancias cortas, en comparación con un nadador más visceral que tendrá más ventaja en las distancias largas, porque una mayor implicación de los órganos reduce el consumo de energía. Y provee una coordinación y una fluidez por lo demás impensables.

P: Perdone, pero me parece que estamos entrando en el reino de la ciencia ficción. ¿Cómo se puede evocar voluntariamente el sistema visceral en vez del sistema de fluidos?

R: Bueno, cuando se tiene un buen conocimiento de los sistemas es fácil acceder a ellos. Basta con sacar fuera cualquier pieza para evocarlo inmediatamente. En el caso del sistema visceral, por ejemplo para la natación, te propongo un pequeño experimento. Cuando vayas a coger aire, intenta hacerlo pensando con la misma actitud que un recien nacido que gira la cabeza buscando el pecho materno, como si la boca no fuese otra cosa que una prolongación del estómago. Con esto ya basta para evocar la dimensión visceral del organismo y modificar radicalmente la calidad del movimiento. Prueba y verás.

Implicación de las vísceras en movimiento

P: De cualquier forma me parece muy curiosa la implicación de los órganos en la práctica deportiva.

R: En realidad, incluso si hablamos en términos generales del movimiento como de una situación en la cual el sistema músculo-esquelético se mueve por si mismo mientras que los órganos internos son como una parcela separada que padece el movimiento producido por otras partes del cuerpo, por naturaleza esta división no existe (observad sencillamente a un leopardo correr, a un mono saltando entre las ramas o sencillamente a un gato que pasa por un agujero). Más bien, tenemos un cuerpo que participa enteramente en el movimiento, tomando la forma de lo que se está creando. Y todo esto está demostrado en radiografías de animales en movimiento. Uno de los grandes problemas de la gimnasia es que no tiene conciencia de este aspecto, de la participación del cuerpo en su totalidad para cada movimiento. Aunque sin llegar al rígido ‘tripa adentro, pecho afuera’, sigue habiendo poco conocimiento sobre cual es la contribución de los órganos en movimiento de todo el organismo.

P: Si, ¿y más concretamente?

R: Simplemente el hecho de caminar es completamente diferente dependiendo de si los riñones están en movimiento, o si uno baja y el otro sube en correspondencia con los movimientos de la pierna. Si cuando avanza la pierna derecha el riñón derecho baja y a la inversa, tengo un cambio en la calidad del movimiento que es enorme a nivel de fluidez, elasticidad, presencia, intensidad, apoyo en el suelo. Si levanto un brazo y los pulmones están inmóviles, soy mucho más rápido en el movimiento que cuando mis pulmones se deslizan el uno con el otro. Si cuando me alzo sobre la punta de los pies mantengo el colon en tensión en vez de permitir que ‘descienda’, tendré menos fuerza y estabilidad. Si mientras levanto un brazo permito que mi corazón baje, mi movimiento resultará bastante más integrado, ligero y potente que si lo detuviera o a su vez lo levantara. Algunos lo hacen de forma espontánea; para otros puede ser útil aprender a sentir su propio cuerpo ‘desde el interior’.

P: ¿Hay otras formas para desarrollar con éxito las prestaciones de un atleta?

R: Un área en la cual se puede desarrollar el rendimiento es dentro del esquema del cuerpo, que en el caso de los campeones está dotada de una gran elasticidad. Esto quiere decir que su esquema corporal se adapta perfectamente a las situaciones, intentando alcanzar objetos o cosas que están más allá de su límite físico. Por ejemplo, el esquiador que incluye en su esquema corporal los esquís o los bastones, de forma que pueda sentir la punta de los esquís como si fueran la punta de sus dedos, estará muy aventajado comparado con la persona que no consigue extender su esquema corporal más allá de los límites físicos. Esta es también la razón por la cual los mejores pilotos son aquellos que empezaron con los karts. Lo que un niño hace de forma natural y lo que ocurre cuando conduce un kart, que apenas es un poco más grande que el cuerpo del conductor, es exactamente esta interiorización del coche en el esquema corporal. Cualquiera que haya empezado corriendo en kart tiende a mantener el esquema del cuerpo prolongándose con lo que le transporta, aún cuando el coche sea más complejo.

Es muy diferente ser una persona en un coche que ‘ser el coche’ y tocar el asfalto con el propio esquema corporal. Ser los esquís o estar sobre los esquís – cambia toda la organización del sistema nervioso, y tal vez hasta del campo energético.

En este sentido, se puede trabajar para hacer que el propio esquema corporal sea más elástico y óptimo, dependiendo del movimiento atlético que haya que realizar. Por ejemplo, se puede trabajar con zancos para hacer que una persona se acostumbre a extender su cuerpo por medio de este tercer ‘hueso’ situado por debajo de la tibia. Una vez que baja de los zancos la pierna no es mucho más larga que un metro pero parece mucho más presente y mucho más ‘tuya’, dándote un equilibrio y un apoyo en el suelo que anteriormente no se tenía.

P: ¿Y a nivel psicológico?

R: Otro aspecto del trabajo corporal se refiere a los patrones del sistema nervioso relacionados con las distintas fases de evolución de la humanidad. Por ejemplo, es distinto trabajar con un corredor cuyo sistema nervioso esté organizado para ‘empujar’ que si lo está para ‘alcanzar’.

Parece poca cosa, pero cambian completamente los sistemas utilizados, los reflejos y las partes del sistema nervioso que entran en juego. En función de lo que se esté realizando puede ser más conveniente utilizar una organización u otra: para un salto con pértiga será más útil organizarme para ‘empujar’ en la primera parte del salto, donde necesito cargar, y para ‘alcanzar’ en la segunda donde necesito ir lo más alto que pueda. Nadando, es diferente para el sistema nervioso pensar en avanzar ‘empujando’ el agua o ‘alcanzando’ lo que está delante.

Es interesante observar que las distintas organizaciones del sistema nervioso van frecuentemente asociadas a características psicológicas particulares y que siempre influyen en la forma de moverse. Si observamos las dos vías de funcionamiento psicológico que mencionaba, nos damos cuenta de que ‘empujar’ se asocia una mayor pesadez y potencia y ‘alcanzar’ a una mayor ligereza y agilidad.

P: Vd. también tiene una formación psicosomática. ¿Trabaja más a nivel físico o psicológico?

R: Creo que los atletas son personas inteligentes y que mi función es básicamente hacer que todos aquellos que practican deporte tomen conciencia de lo que están haciendo. Yo enseño las distintas posibilidades, luego ellos deciden cómo quieren trabajar; no hago psicoterapia. El atleta es quien escoge cómo hacer para modificar su forma de funcionar. Si hace falta le facilito la información necesaria, también a nivel psicológico.

P: ¿Cómo se comporta en su trabajo frente a los incidentes e accidentes?

R: Por encima de todo a nivel de prevención, porque la mejor forma de protegerse uno mismo de un accidente es distribuir el esfuerzo por todo el organismo. Más aún, cuanto más se mueve uno en esa dirección, tanto más evitará la migración del problema (si ya existiese) hacia otras partes del cuerpo. Trabajar con el cuerpo utilizando las técnicas que he descrito también ayuda evidentemente en el proceso de curación, pero sobre todo, se mejoran continuamente las prestaciones, porque cuanto más eficaz sea el movimiento, más protegidas de eventuales recaídas estarán las partes lesionadas. En cualquier caso, de esta forma se crean las condiciones óptimas para la recuperación local.

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